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En este segundo post queremos trasladar las principales conclusiones de nuestra investigación (José Vila, Yolanda Gómez y yo mismo, 2021) para mejorar las decisiones financieras de las personas mayores de 65 años. Específicamente en un ámbito concreto, la relación de los conocimientos y habilidades financieras en relación con la propia confianza en resolver los desafíos financieros y la incorporación de una línea de trabajo para mejorar el asesoramiento financiero. Todo ello, por lo tanto, en la fase de disposición en el ciclo vital del ahorro y el consumo

Los ciudadanos mayores (65+) experimentan una disminución clara en sus habilidades y conocimientos financieros a partir de los 75 años. Después de los 60 años (Finke et al., 2017), la habilidad y conocimientos financieros disminuye en un punto porcentual por año con una reducción mayor si sus ingresos son menores y en mujeres. Se dan las siguientes situaciones.

  1. Deterioro cognitivo y físico.
  2. Baja alfabetización financiera.
  3. El aislamiento social que aumenta con la edad.
  4. Escasas habilidades digitales.
  5. Son menos propensos a discutir abiertamente cuestiones financieras o buscar asesoramiento financiero.
  6. Existe el riesgo de fraude. 

Los retos cognitivos financieros (GPFI and OECD, 2019) surgen en tareas técnicas y rápidas que requieren aprendizaje, recuperación de la memoria y una sobrecarga de opciones complejas. El rendimiento en tareas financieras requiere ‘inteligencia fluida’ e ‘inteligencia cristalizada’, sabiduría y experiencia, que continúa creciendo hasta aproximadamente los 65 años. 

Por ello es necesario mejorar la gestión financiera de los 65+, teniendo en cuenta la complejidad de sus decisiones, su deterioro cognitivo y las limitaciones de recursos. Garantizar la inclusión financiera es fundamental para este grupo de población.

Un hecho bien establecido en la literatura es que la confianza en la capacidad de tomar decisiones financieras no disminuye con la edad (Finke et al., 2017). Aunque las capacidades cognitivas que disminuyen con la edad parecen reducir la autoconfianza general, esta reducción general no está asociada a una reducción de la confianza en el dominio específico de administrar las finanzas personales y mantener el control de los ingresos propios. Esto pueda deberse a que las personas mayores se benefician de su experiencia y una mejor regulación emocional en la toma de decisiones financieras (Mitchell et al., 2017). Una cuestión fundamental, que no se ha abordado previamente en la literatura, según nuestro conocimiento, es el análisis de cómo evoluciona esta compensación dentro del segmento de los 65+.

  • Entendiendo que el asesoramiento financiero, la ayuda profesional, puede ser una ayuda:
  1. No está claro qué debería desencadenar una señal acerca de la necesidad de asesoramiento financiero, quién debería realizarla y cuál es el marco legal.
  2. La dificultad de buscar asesoramiento puede deberse a la falta de habilidades y experiencia en toda la población para ser un planificador eficaz a largo plazo.
  3. La capacidad cognitiva y la educación financiera aumentan las posibilidades de buscar asesoramiento financiero de profesionales (Kim et al., 2019) en lugar de miembros de la familia, aunque tienden a desconfiar de los asesores financieros.
  4. La estrategia menos adaptativa para la toma de decisiones financieras por parte de los 65+es el pensamiento de evitación, que reduce el miedo a las amenazas y debilita las intenciones de adoptar la respuesta adecuada (Maddux and Rogers, 1983; Bandura, 1997). Hemos encontrado en la TMP de Rogers (Rogers, 1975, 1983) un soporte teórico para empezar a proponer un modelo de afrontamiento, la eficacia percibida fortalece el afrontamiento adaptativo. Para tomar mejor sus decisiones financieras, el enfoque de la Teoría de la Motivación de la Protección de Rogers puede ofrecernos líneas de trabajo futuras. 
  • Con nuestro planteamiento previo: segmento de 65+, asegurar la inclusión financiera, exceso de confianza y apoyo en el asesoramiento financiero, lanzamos nuestras preguntas de investigación para conocer si el exceso de confianza ocurre en un grupo de personas 65 + que se enfrentan un desafío financiero y si el modelo de la evaluación de la amenaza y del afrontamiento puede ser adecuado para promover un mejor comportamiento para tomar las mejores decisiones financieras en este grupo de edad.
    1. Obtuvimos dos medidas conductuales alternativas del nivel de exceso de confianza al enfrentarse a tareas experimentales incentivadas y no solo a partir de respuestas hipotéticas a un cuestionario. Son:
      1. El exceso de confianza en términos de autoevaluación de la confianza, dado por el número de preguntas financieras en las que el participante se equivocó y evaluó su nivel de confianza de acertar en más del 50%.
      2. Exceso de confianza en cuanto a aversión al consejo, dado por el número de cuestiones económicas en las que el participante se equivocó y no contrató asesor.
    2. Durante el experimento, el 46,7% y el 44,8% de los participantes mostraron un exceso de confianza de acuerdo con nuestras dos medidas de exceso de confianza.
    3. Los resultados de los correspondientes sugieren que la edad, los estudios universitarios y la interacción entre ellos tienen un efecto estadísticamente significativo en ambas medidas de exceso de confianza. 
    4. La edad y los estudios universitarios reducen el exceso de confianza. El número de respuestas incorrectas para las que los participantes estaban seguros de tener la razón o no contrataron a un asesor disminuyó en uno cuando la edad del participante aumentó en 5,6 y 7,6 años, respectivamente.
    5. Sin embargo, el género no parece influir en el exceso de confianza.
  • Entendiendo que estamos buscando la predisposición a la adopción de asesoramiento financiero:
  1. Nuestro modelo muestra que la evaluación de amenazas por parte de la persona 65+ está relacionada negativamente con la adopción de asesoramiento. La percepción de una mayor vulnerabilidad para tomar decisiones financieras incorrectas reduce la propensión del sujeto a solicitar asesoramiento financiero. La intervención conductual basada en la evaluación del afrontamiento, como aumentar la confianza en la calidad del asesoramiento o hacer que el proceso de asesoramiento sea simple y fácil de usar, se manifiesta como una estrategia más eficaz.
  1. Resultados muy relevantes:
  1. Cuanto mayor sea la confianza (percepción) en la eficacia de las sugerencias proporcionadas por los asesores financieros, mayor será la propensión para contratarlos. 
  2. Además, la percepción de que contratarlos tiene un coste (no solo en términos de dinero, sino también en términos de tiempo y complejidad) redujo la propensión a la contratación.
  1. Otros resultados: 
    1. La educación financiera muestra un impacto directo positivo sobre el exceso de confianza. 
    2. El modelo confirma que el exceso de confianza tiene un impacto negativo en la adopción de asesoramiento.  
  2. Los sujetos que buscan un mayor riesgo son propensos a solicitar asesoramiento financiero.

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