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Nada de que preocuparse y mucho para disfrutar.

«Unas vacaciones con todo incluido es un viaje como debe ser: nada de qué preocuparse y todo para disfrutar, todo el día y toda la noche». ¡Está muy bien! Eso es lo que nos gusta. No nos sorprenderemos por las tarifas ocultas en el check-out. Podemos ver el siguiente post «Pain of paying».

Cuando buscamos descubrir nuestro destino en un viaje, esperamos nuevas formas de vida o respuestas existenciales, queremos sentirnos, queremos conocer nuestra identidad, buscamos nuestra propia historia en nuestro viaje, somos viajeros y no turistas … Nada de eso sucede en un viaje «todo incluido» y prepagado. Una vez en el viaje, dentro del hotel somos todos iguales, la pulsera es la única moneda con la que buscaremos nuestras bebidas en el bar, en los restaurantes, en el bar de bebidas en las piscinas, en las actividades, en las visitas guiadas, etc.

Aunque muchos los detestan, hay quienes encuentran su solución en ellos, han descubierto cómo obtener la emoción de la oferta concreta, sacrificando la búsqueda trascendental individual. El propósito del ciudadano «todo incluido» radica, precisamente, en no preocuparse por nada excepto por la felicidad inmediata.

Pero tome nota, la mejor forma de pagar es la anticipada.

Cuando pensamos cómo pagar, generalmente lo hacemos en términos de riesgo, comisiones, comodidad … ¿Pero qué hay de nuestra experiencia como cliente, nuestro disfrute en nuestras vacaciones? Dan Ariely nos lo explica muy bien en su libro «Dollars and Sense».

Pagar a crédito: cuando planeamos pagar una cantidad en el futuro, duele menos y cuanto más lejos, menos duele. Varios estudios han demostrado que estamos dispuestos a pagar más cuando lo hacemos con tarjetas de crédito y, además, la compras son mayores.

El pago en el momento del consumo, el pago de las cosas mientras las consumimos nos hace más conscientes de que estamos pagando por ellas y disminuye el placer de su consumo.

Pago por adelantado, la mayoría de nosotros disfruta pagando más por adelantado. Disfrutamos más nuestra experiencia como cliente, en este caso en nuestra experiencia de vacaciones. No nos gusta pagar en el momento del consumo, no queremos hacernos preguntas como ¿cuánto estoy disfrutando? ¿Vale la pena lo que estoy pagando ahora? En nuestras cuentas mentales el pago anticipado ya está pagado, el momento del consumo se desconecta del momento del pago. Parece que no es nuestro dinero y nos sentimos menos culpables.

http://www.laeconomiadelcomportamiento.com/wp-content/uploads/2019/07/UNADJUSTEDNONRAW_thumb_467.jpg

¿Pero qué pasaría si todo nos pareciera gratis? Lo que es gratis siempre tiene un precio. Y no es un título de una película. Nos gustaría que en el futuro las formas de pago redujeran el dolor de pagar pero, al mismo tiempo, nos ofrecieran posibilidades de pago con una buena reflexión y razonabilidad.

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