Es posible mejorar la inclusión financiera mediante nudges. Nos pueden echar una mano a nuestra toma de decisiones.
Sí se puede. Es posible mejorar la inclusión financiera mediante Nudges en un país como Afganistán, en el que solo un 10 % de los afganos tienen una cuenta bancaria para ahorrar. Con la ayuda de la economía del comportamiento se ha diseñado un producto de ahorro, M-Pasandaz (“M-ahorro” en Dari) con el que automáticamente y a través del móvil (un 60% tiene móvil) recoge ahorros de los salarios de los empleados.
Incluso no es fácil que ahorremos en países más desarrollados como el nuestro, o como en Chile. No es suficiente con comprender la importancia de tener acceso a cualquier tipo de ahorro, incluyendo los necesarios fondos de emergencia. Hay una serie de razones de comportamiento bien documentadas, como por ejemplo el sesgo del presente que pueden hacernos gastar ahora frente a ahorrar para el futuro. Y seguro que, además, nos podremos encontrar con difíciles procedimientos bancarios que nos pueden llevar a no tomar buenas decisiones financieras para nosotros.
El Estado debe incrementar la calidad de vida de los ciudadanos mejorando, con base en principios científicos del comportamiento humano, el modo cómo se le presentan sus opciones en materia financiera, de alimentación, de educación y de salud.
El Dr. Sunstein de la Harvard Law School, reconocido por su afamado libro, junto con Thaler, Nudge, y por haber sido parte de la administración del Presidente Barack Obama, ahora ha publicado en 2016 su Libro Paternalismo libertario (en inglés The Ethics of Influence: Government in the Age of Behavioral Science). Su propuesta es, y ha sido, que la regulación permita a los ciudadanos tomar sus mejores decisiones, evidentemente con objetivos sociales deseables, pero sin tener que forzarles a ello. Es por ello que el Estado debe incrementar la calidad de vida de los ciudadanos mejorando, con base en principios científicos del comportamiento humano, el modo cómo se le presentan sus opciones en materia financiera, de alimentación, de educación y de salud.
La reflexión de Cass R. Sunstein nos introduce en si es necesario acometer o mejorar alguna de las acciones nudge en referencia a los mercados financieros, su accesibilidad creciente al pequeño inversor, a sus nuevos productos y servicios. En nuestra crisis reciente, el crédito al consumo y a las hipotecas ha sido muy importante. El consumo, las dudas en nuestro sistema de pensiones no ha contribuido en exceso al ahorro a largo plazo.
¿Cómo influye nuestra educación financiera en nuestro comportamiento económico?
Relevantes aportaciones a la importancia de la educación financiera para la economía, realizadas por los estudios de Lusardi y Mitchell nos aconsejan que seamos capaces de saber si las economías familiares están bien soportadas en términos de conocimiento y sistemática para moverse en estas complejas decisiones. ¿Cómo influye nuestra educación financiera en nuestro comportamiento económico? Y otra pregunta ¿deben las políticas públicas promover que los ciudadanos tomemos nuestras mejores decisiones, evidentemente con objetivos sociales deseables, pero sin tener que forzarnos a ello?
En España, por ejemplo la CNMV y el Banco de España han desarrollado una web que nos introduce en autoformación y conceptos como: ahorrar en distintos momentos de nuestra vida, cómo invertir, productos y servicios financieros, un interesante kit de supervivencia financiera, etc. Con ello pretenden suplir una laguna que tenemos en nuestra educación, la financiera. O como dirá nuestro querido profesor José Antonio Marina, la económica. Por no entrar en discusiones de si son “galgos o podencos” como en la fábula de Tomás de Iriarte.
No pretendo afirmar que la educación financiera es la solución. Hay estudios que han trabajado en su completitud. Pero que ayuda, que deberíamos trabajarla bastante más, sí.
También podemos en las empresas echar una mano a nuestros empleados a tomar sus mejores decisiones financieras mediante la ayuda en la planificación. O como, por ejemplo, en las compañías que tenemos la gran suerte de contar con planes de previsión que ayudan a ahorrar para el largo plazo, a dar cobertura de protección y, en su caso a la mejor disposición de los ahorros. Ejemplos, haberlos haylos. Ideas42
Más ideas. Nuestros amigos Shlomo Benartzi and John Beshears, en un reciente artículo publicado en el Wall Street Journal, nos proponen que también nos gusta ahorrar en cuentas que nos restringen la liquidez, que nos ayudan con nuestra ligera fuerza de voluntad y no por ello estos productos financieros pierden su atractivo.
Una nueva propuesta. La realizada por el CEO de PayPal, Dan Schulman, en su entrega a los Insights de McKinsey de este mes de marzo, en el que nos dice que las fintech van a contribuir a democratizar los servicios financieros, creando oportunidades para el gasto, ahorro y realizar contribuciones a organizaciones sin ánimo de lucro.
ipa, Innovations for Poverty Action
Y por fin, para quienes hayáis tenido la fuerza para llegar hasta esta parte del artículo, una de las propuestas más elaboradas, mejor pensadas y desarrolladas, me parce que es la de ipa, Innovations for Poverty Action.
En ipa han desarrollado, desde sus descubrimientos en sus investigaciones en economía del comportamiento, ideas para la inclusión financiera y para el desarrollo de la oferta de productos y servicios para promover la salud financiera.
Su objetivo es crear oportunidades para el compromiso con el ahorro. Haciendo frente a los sesgos que conocemos bien y que nos puede impedir llevar adelante nuestras decisiones de ahorrar:
- Sesgo del presente.
- Falta de autocontrol.
- Desatención hacia el futuro.
- Presión social frente al ahorro.
Para el diseño de productos y servicios, los proveedores financieros tendrán que considerar que:
- Las propuestas deben mostrar el coste monetario o psicológico de no ahorrar.
- No habrá que pedir compromisos excesivamente costosos.
- Menos puede ser más. Los compromisos psicológicos, como etiquetar los ahorros para fines específicos pueden ayudar a ahorrar más.
Y funciona. Sí se puede. En Kenia, en 2013, solo etiquetando los ahorros para los gastos de salud ayudó a las familias a ahorrar significativamente, un 75% más. Y en Filipinas, en 2006, un producto con un objetivo de compromiso previo de ahorro incrementó el ahorro anual en un 82%.
Sí se puede. Es posible mejorar la inclusión financiera mediante nudges.