¿Por qué nos gusta hacer algunas cosas, pero no cuando nos pagan por ello? Vivimos simultáneamente en dos mundos distintos, uno en el que prevalecen las normas sociales y otro en el que las normas mercantiles marcan la pauta.
En las normas sociales está nuestra naturaleza social, nuestra necesidad de comunicación. No requieren compensación instantánea. En el de las normas mercantiles, los intercambios están perfectamente definidos: salarios, precios, alquileres, intereses… Implican beneficios comparables y pagos puntuales. Se obtiene aquello por lo que se paga.
Múltiples experimentos nos dicen que, una vez que pasamos a considerar las normas mercantiles, las normas sociales desaparecen. Algunos ejemplos pueden ser: los abogados pueden ayudar a personas mayores en una residencia de forma gratuita pero no desean percibir una ayuda de 30 euros, los padres al llevar a los niños a la guardería pueden ser penalizados con una sanción de unos euros por lo que deciden pagar y no tienen mala conciencia por llegar tarde como sería lo socialmente habitual. Estamos dispuestos a trabajar gratis o por una paga razonable, pero por una paga exigua no. Cuando estamos en el campo de las normas mercantiles somos más autónomos, egoístas, individualistas. Si una norma social choca con una mercantil la social desaparece y no es fácil de restablecerla. En el ejemplo del retraso en la guardería, cuando se eliminaron las multas se comenzó a llegar tarde y tampoco entró a funcionar de nuevo la norma social.
En nuestras compañías queremos que la experiencia de nuestros equipos, de nuestras personas sea social, emocional, permita la motivación intrínseca. Queremos pasión, flexibilidad, lealtad. Las normas sociales las crean, las mercantiles no. El dinero nos motiva de forma inmediata, pero las normas sociales son las que lo hacen a largo plazo. Lecturas recomendadas: DAN ARIELY, Predictably Irrationall, en castellano, Las trampas del deseo, 2008. Payoff, 2015
En principio, pagar a las personas por participar en actividades de innovación o de formación interna puede ser contraproducente. La innovación es un proceso creativo y la formación es generosidad y reconocimiento y tienen sus propias recompensas, generan motivación intrínseca.
Propuestas y ejemplos
- Formadores Internos. Se forman, sacan tiempo, se comprometen en unas acciones… ¿Cuál es su recompensa? Probablemente reconocimiento, promoción futura, satisfacción personal… Recompensa emocional y si fuera material (la parte que pueda recoger al promocionarse) sería incierta y diferida.
- Fuente: Nothing for money, Andersen, Murphy, and Börsch. 2016. Encuesta Deloitte sobre innovación: ya veis reconocimiento publicando la idea, en la compañía, reto intelectual (ya sale Maslow con la autorrealización…).
Fuente: Nothing for money, Andersen, Murphy, and Börsch. 2016. Encuesta Deloitte sobre innovación
- Del mismo artículo Nothing for money… Drivers para innovar: concursos, reconocimientos, desarrollar la conducta de ciudadanía organizativa (como el compromiso genera participación).
Fuente: Nothing for money, Andersen, Murphy, and Börsch. 2016. Drivers para innovar